Los sueños del padre

Locaciones
Yakushima, Japón.
Itoshima, Japón.
Cuzco, Perú.
Pachacamac, Perú.
Pampa Tinajas, Perú.
Chilca, Perú.
Huallay, Perú.
Oxapampa, Perú.
Cabo Polonio, Uruguay.
Epecuén, Argentina.
Técnica
Fotografía digital
Larga Exposición
Año
2018-2019

 

  • “Los sueños del padre” son para ti, aunque somos nosotros los que te soñamos. Dedicado a Julio Hevia Garrido-Lecca

    Las imágenes aquí expuestas son resultado de un deseo imposible. El intento vano de darle vuelta a “La noche boca arriba” tal como la concibió Cortázar: “Alcanzó a cerrar otra vez los párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro, absurdo como todos los sueños”.
  • En aquel relato, el sujeto había entrado en un estado de sueño forzado, en la inercia corporal y mientras eso sucedía la realidad onírica poco a poco iba invirtiendo la realidad que lo rodeaba. Es mi deseo irrealizable acceder a ese territorio y responderme ¿A dónde sueña el padre que duerme? ¿Cómo es ese espacio al que van los que partieron? Los que no lo hicimos, quedamos acá sin acceso alguno a esas fronteras, sin respuestas, limitados solamente a imaginar cómo serán aquellas difusas provincias del “más allá”, sin certezas si quiera de su existir, pero inevitablemente envueltos en la añoranza de preservar algo de quién partió.
  • La aspiración inasequible que motivó estas imágenes son solo viables mediante el acto fotográfico. Este permite dar un paso cojo, un acceso marginal, a esos territorios que existen solo en la interioridad. Esa de la que todos hablan pero nadie ha visto. En estos parajes desolados, la naturaleza es un limbo, un purgatorio, donde destaca solamente el sujeto presente ocupando el lugar del que ya no está. Esa es la transformación que el lente pretende. La propone, la desea así: Liminal, en el umbral entre lo que se va y lo que queremos retener. Es un portal donde el retratado se (des)viste y expone en el lugar del ausente. Todo por ninguna otra razón que la urgencia propia de mutar esa remembranza por el que se fue, en una razón auténtica. Esas de las que tienen energía suficiente para motivar una canalización de emociones tan íntimas hacia lo físicamente visual.
  • Que no queden dudas que cada fotografía es un homenaje a quién partió. Es además una nave personal en la que tanto navío, océano y destino son una ficción escenificada que sirven de hábitat a este cuerpo, a veces segmentado, a veces en tránsito, inerte, adormecido o en proceso de fusionarse con lo que lo rodea. “Los Sueños del Padre” le hablan al ausente, sin embargo, somos nosotros los presentes los únicos capaces de re-enderezar “La noche boca arriba”, sueño tras sueño el padre sueña cada vez alejándose más y solo aquel que está presente puede hablar por ese ausente y de alguna limitada manera, proponer su recuerdo, posponer su olvido, preservar su existencia y todo rastro que nos haga su rostro imborrable.

    - Cristias Rosas Chocano